lunes, 7 de marzo de 2016

MI VIAJE A TOKIO

VIAJE A TOKIO
                Salimos para Tokio el día catorce de noviembre. El viaje fue muy largo, volamos de Madrid a Estambul y luego de Estambul a Tokio, unas diecisiete horas de viaje, a la ida y diecinueve a la vuelta
                La primera impresión de Tokio fue tremenda, llegamos de noche, nos fue a recoger el profesor que había invitado a mi padre. La ciudad era enorme llena de impresionantes rascacielos y todo iluminado.
                ***El primer día en Tokio, visitamos la estación de Tokyo, muy bonita y antigua, desde allí fuimos andando hasta los jardines del Palacio Imperial, en la zona de Maronouchi, y el puente Niju Bashi.
                El Palacio Imperial solo se puede ver por fuera. Los jardines eran preciosos con una vegetación realmente exuberante.
                Visitamos la calle Takeshita Dori, una zona de compras, en la que había todo tipo de atuendo, a cada cual más extravagante.
                Más tarde visitamos el Santuario Meiji-jingu, pertenece a la religión sintoísta. Religión mayoritaria en Japón junto con el Budismo. A diferencia de otras religiones como el hinduismo o el cristianismo, el sintoísmo carece de escrituras sagradas o de fundador.       

            Un elemento importante de la religión es la creencia en los kami (), espíritus que adquieren la forma de conceptos importantes en la vida diaria, como el viento, la lluvia o la fertilidad. Pueden ser benévolos como Inari, o malévolos como los tengu  o los kitsune

Nos fuimos al barrio de Shibuya, es una zona llena de luces de neón y altos edificios. Allí se encuentra el paso de peatones más transitado del mundo. También vimos la escultura de Hachiko, un perro que durante diez años fue cada tarde a esperar a su dueño a la estación, pues no sabía que este había muerto.
             



  ***El segundo día recorrimos medio Tokio. Primero fuimos a Akihabara, el barrio de la electrónica, calles llenas de tiendas donde solo había equipos electrónicos, juegos, un paraíso virtual. Más tardefuimos a Asakusa, donde entramos por la puerta de Kaminarimon y recorrimos la calle comercial Najamise hasta la puerta de Hozo-Mon. Allí visitamos los santuarios Jinja (sintoísta), Senso Ji y la pagoda de cinco pisos.
Después visitamos el santuario Kanda, otro templo sintoísta, el santuario Yusima Seido, (confusionista). Catedral rusa de San Nicholai, (Religión ortodoxa). Tokio está llena de contrastes. El Tokio más tradicional frente al Tokio más moderno.

*** El tercer día, aprovechamos para recorrer la universidad de Sofía, por la noche tuvimos una cena. Pude observar algunas costumbres japonesas que no comparto. El japonés y más a determinado nivel social y económico es clasista y bastante machista. Al entrar al restaurante, solo saludaron a los hombres. En aquella cena no había mujeres, salvo la esposa de un americano, mi madre y yo. El restaurante era impresionante, estaba situado en la última planta del hotel New Otani, el restaurante iba girando lo que te daba una panorámica de Tokio impresionante. Hacían reverencias un poco exageradas a los jefes. Desde luego son unas costumbres muy diferentes a las nuestras. Pero en general por lo que pude ver es una sociedad muy tradicional, anclada en el pasado a pesar de su tecnología, donde la mujer no tiene un papel igualitario.

*** El cuarto día fuimos a ver subasta de atunes. No pudimos verla y estuvimos vagando por el mercado y las calles hasta las nueve de la mañana para ver la lonja. Había una variedad de pescado inmensa y unos atunes enormes.
                Después de la lonja, paseamos por el barrio de Ginza, y pudimos ver el gran teatro de Kabuki (El kabuki 歌舞伎  es una forma de teatro japonés  tradicional que se caracteriza por su drama estilizado y el uso de maquillajes elaborados en los actores). Más tarde, nos fuimos a los barrios de Roppongi y Shidome, subimos a la Torre de Tokio y visitamos el templo funerario de Zojo –Ji (Es un templo dedicado a los niños que han muerto o a aquellos que no llegaron a nacer).

*** El quinto día y último en Japón, aprovechamos para visitar Kamakura. Kamakura está situada a una hora en tren de Tokio. Es una pequeña ciudad costera salpicada de templos con atmósfera silenciosa. Por la presencia del gobierno feudal, que tomó posesión de sus barrios en 1192, ésta conserva hoy en día una herencia histórica de primerísima importancia. Visitamos solo los tres templos principales que datan del siglo XII. Allí nos bajamos en la estación de tren Kita Kamakura, y visitamos los templos Engakuji, Kenchoji y el Santuario Tsurogaoka Hachimangu, y el museo de los tesoros Nacionales de Kamakura.
                Resultó curioso ver a niños y a mujeres vestidas con el traje tradicional. Nos explicaron que durante el mes de noviembre, los padres llevaban a sus hijos de tres, cinco y nueve años vestidos con los trajes típicos para dar gracias por criarse sanos.
                Después de comer, volvimos a coger el tren y nos apeamos en a la estación Hase, allí pudimos ve el Gran Buda y otro impresionante templo llamado Hasedera.






Sofía de la Hoz Bello 3ºA

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